Solar

Carga inductiva… ¿Evolución lógica?

22 de abril de 2022

¿Se imaginan un mundo sin cables? ¿Un mundo en el que la movilidad eléctrica no dependiera de una autonomía limitada y horas y horas de espera para que las baterías de los vehículos estén completamente cargadas?

Es bien conocido que el mercado de los coches eléctricos está en crecimiento, aunque este no está teniendo el desarrollo y evolución esperado, pues las regulaciones de 0 emisiones que se plantean desde la UE son cada vez más restrictivas, haciendo así algo forzada su propia evolución natural.

Dentro de este desarrollo donde más se ha ido progresando es en las autonomías y tiempos de carga de los vehículos, que en comparación con años atrás, se han producido avances más que notables, como es el caso del Mercedes EQS cuya autonomía actualmente llega hasta los 741 km. También es cierto que a medida que las baterías han ido evolucionando, también lo han hecho los cargadores, siendo su instalación en función del tipo de carga, más o menos compleja. Es por ello que todo este tiempo se ha ido planteando la siguiente cuestión: ¿Sería posible cargar nuestros vehículos de una forma inalámbrica? La respuesta es sí.

La carga inalámbrica no es solo una realidad, sino que es un futuro inminente. Al igual que los teléfonos móviles utilizan la tecnología de la inducción electromagnética para cargar sus baterías se puede aplicar el mismo tipo de tecnología en los vehículos eléctricos. ¿Por qué esta tecnología todavía no ha llegado a nuestras calles? El problema con esta tecnología es que la mayoría de los fabricantes de coches eléctricos no instalan en los vehículos las placas de inducción dentro de estos, ya que no solo se necesita una placa instalada en el suelo o zona de estacionamiento, sino que se necesitan varias placas para crear la inducción electromagnética y así poder recargar el coche (una dentro del coche y otra fuera). Las placas de inducción no son rentables a día de hoy para los fabricantes, ya sea por la falta de infraestructura o por ser una tecnología demasiado puntera o costosa, además de suponer un coste demasiado elevado para los consumidores finales.

Lo bueno de que se esté planteando esta alternativa de carga para los coches eléctricos es que en un futuro no muy lejano esta tecnología se podrá implantar a lo largo y ancho de las vías por las que circulamos, de modo que los vehículos estarán continuamente en contacto con las placas y por ende la autonomía de estos será mucho mayor. También se plantea el poder disponer dichas placas en lugares estratégicos como estacionamientos, semáforos, paradas de autobús, etc.

Esta tecnología solucionaría un gran problema dentro del sector de la electromovilidad, pero a día de hoy no hay medios para poder sustentar dichos suministros de energía, pues instalar la cantidad de placas necesarias para poder abastecer todas las carreteras o al menos las principales vías de las ciudades y localidades es de momento una utopía. Bien es cierto que diferentes marcas llevan realizado durante años varios tipos de pruebas y han diseñado sus prototipos. Como BMW, el cual comenzó su programa piloto para la carga inductiva en 2018 con su coche híbrido enchufable 530e, con el que ganó el premio “Tecnología de coche verde del año” en 2020.

A día de hoy, el proyecto más prometedor viene de la mano de Stellanis con su “Arena del Futuro”, donde han desarrollado un prototipo que permite la carga con el vehículo en movimiento. Se trata de un circuito de 1050 metros de longitud en un área privada en la utopista A35 que une Milán con Brescia. Este circuito está alimentado con una potencia de 1MW y las primeras pruebas han sido realizadas con vehículos FIAT 500e y el autobús E-Way de IVECO, obteniendo unos resultados más que prometedores, con lo que podría ser la tecnología del futuro de la electro movilidad. El objetivo de este proyecto es demostrar el funcionamiento del sistema DWPT (Dynamic Wireless Power Transfer) o transferencia dinámica e inalámbrica de energía, siendo candidata a liderar la carrera de la movilidad renovable y las 0 emisiones. La inversión del proyecto se estima en unos 30.000 millones de € por parte de Stellanis y lo más puntero de esta tecnología es que se puede adaptar a prácticamente todos los vehículos, simplemente instalando o equipando en ellos un receptor que se encarga de recibir la energía de un emisor, en este caso las placas o bobinas instaladas en la vía.